jueves, 27 de junio de 2013

TIEMPO EN EL TIEMPO.

Hoy busco la sombra que algún día perdí.
Ayer contemplé ruinas,
Cumbres hechas polvo,
Tierra hecha polvo, cenizas sin fulgor.
Y mañana
¡Será un adiós?
¿Será un final?
¿Qué encontraré mañana?
Vida, ilusión, sueños.
Tal como el tiempo pasa.
Hoy es como  ayer,
Mañana como hoy.
Así es de comprender.
Ayer, hoy, mañana,
Hoy, mañana, ayer.



DESDE LA CÚSPIDE DE LA ETERNIDAD.

Tal como la vida dice.
El hombre es el concepto de la historia  para el cenáculo perpetuo de la eternidad.

En  el tiempo, en las leyes, en  el ambiente, en el acontecimiento y en la historia de esas leyes.
Tal vez si se pudiera  quitar un poco de cada una. Se ganaría un tesoro  al tiempo para que los aires volvieran otra vez a la lírica  de la vida, desde al mismo cielo que se oscurece en un sarmiento  de rosas, pétalos de lirios y amalgamas de color plañideras y claveles, placas amarillas etc.

Con todo esto un manojo de  letras en todo lo que perceptua, presente y futuro en donde la luz diurna y en la claridad de las estrellas, donde los nichos de la noche aprietan la argolla que se sumerge en el cielo.
La vida misma transmite el dibujo que perfila la actualidad y escenifica el presagio  de cuantos proverbios forman la ilustre sabiduría que consigna los poderes del magnificado intelecto  humano.
  
¿Pero quien dice que las leyes son las más validas para las más validas para la continuidad de  la trayectoria humana?

¡Cuántos sin las leyes triunfan y otros no triunfan sin ellas!

¿Existe razón  sin ley?

La razón se hizo  para la realidad, pero,  no  para la ley sobre los cuales  solo existe el poder invisible sobre los cuáles solo existe el poder invisible sobre los ojos de un pueblo de cualquier orden social.
En cierto modo, son la supremacía  de quien  dice lo que siente para la continuidad motora, no del hombre sino de la historia y de los preludios humanos. Porque entre otras cosas  la vida no pone en evidencia a las leyes son las marañas de la existencia humana.

El  corazón dice de la vida, no el latido de la vida de quien vive, si no la plataforma de todo lo que vive partiendo del propio  universo.

Estudios  incluso agnósticos que  imprimen y experimentan la luz de las entrantes, láminas  que clarifican el mundo.

Hoy se habla tanto del universo sin saber que el universo es el ritmo de la materia y de los seres vivos excepto del ser humano cuando se habla de pensar, de, de sentir, y de realizar los mismos estilos del ambiente.

Porque el ambiente y el espíritu parten del  color y de la temperatura de las mismas moradas y entrañas sin las cuales no existirían  pasajes escritos ni líneas de separación, que marcan  la tecnología del zig zag de un reloj o de un cronometro.

La eternidad cronometra para el entorno humano la vida y el latido exacto  de un reloj respecto al tiempo  para la vida.


La eternidad es el conjunto de términos humanos y espaciales que sienten, tipifican  y viven y viven el calor de los años desde el nacimiento hasta la muerte que solo el dolor masifica y unifica con Dios en la luz de los espacios eternos mas allá  de la posteridad  en  el vi vivificar de  las transparencias de incontables gotas y espejos cristalinos que solo van a salpicar molinos  de agua pura. Y de momento está en el  reino del creador en la génesis del tiempo. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario