TIEMPO EN EL TIEMPO.
Hoy busco la sombra que algún día
perdí.
Ayer contemplé ruinas,
Tierra hecha polvo, cenizas sin
fulgor.
Y mañana
¡Será un adiós?
¿Será un final?
¿Qué encontraré mañana?
Vida, ilusión, sueños.
Tal como el tiempo pasa.
Hoy es como ayer,
Mañana como hoy.
Así es de comprender.
Ayer, hoy, mañana,
Hoy, mañana, ayer.
DESDE LA CÚSPIDE DE LA ETERNIDAD.
Tal como la vida dice.
El hombre es el concepto de la historia para el cenáculo perpetuo de la eternidad.
En el tiempo, en las leyes, en el ambiente, en el acontecimiento y en la
historia de esas leyes.
Tal vez si se pudiera quitar un poco de cada una. Se ganaría un
tesoro al tiempo para que los aires
volvieran otra vez a la lírica de la
vida, desde al mismo cielo que se oscurece en un sarmiento de rosas, pétalos de lirios y amalgamas de color
plañideras y claveles, placas amarillas etc.
Con todo esto un manojo de letras en todo lo que perceptua, presente y
futuro en donde la luz diurna y en la claridad de las estrellas, donde los
nichos de la noche aprietan la argolla que se sumerge en el cielo.
La vida misma transmite el dibujo
que perfila la actualidad y escenifica el presagio de cuantos proverbios forman la ilustre
sabiduría que consigna los poderes del magnificado intelecto humano.
¿Pero quien dice que las leyes
son las más validas para las más validas para la continuidad de la trayectoria humana?
¡Cuántos sin las leyes triunfan y otros no
triunfan sin ellas!
¿Existe razón sin ley?
La razón se hizo para la realidad, pero, no
para la ley sobre los cuales solo
existe el poder invisible sobre los cuáles solo existe el poder invisible sobre
los ojos de un pueblo de cualquier orden social.
En cierto modo, son la
supremacía de quien dice lo que siente para la continuidad
motora, no del hombre sino de la historia y de los preludios humanos. Porque
entre otras cosas la vida no pone en
evidencia a las leyes son las marañas de la existencia humana.
El corazón dice de la vida, no el latido de la
vida de quien vive, si no la plataforma de todo lo que vive partiendo del
propio universo.
Estudios incluso agnósticos que imprimen y experimentan la luz de las
entrantes, láminas que clarifican el
mundo.
Hoy se habla tanto del universo
sin saber que el universo es el ritmo de la materia y de los seres vivos
excepto del ser humano cuando se habla de pensar, de, de sentir, y de realizar
los mismos estilos del ambiente.
Porque el ambiente y el espíritu
parten del color y de la temperatura de
las mismas moradas y entrañas sin las cuales no existirían pasajes escritos ni líneas de separación, que
marcan la tecnología del zig zag de un
reloj o de un cronometro.
La eternidad cronometra para el
entorno humano la vida y el latido exacto
de un reloj respecto al tiempo
para la vida.
La eternidad es el conjunto de
términos humanos y espaciales que sienten, tipifican y viven y viven el calor de los años desde el
nacimiento hasta la muerte que solo el dolor masifica y unifica con Dios en la
luz de los espacios eternos mas allá de
la posteridad en el vi vivificar de las transparencias de incontables gotas y
espejos cristalinos que solo van a salpicar molinos de agua pura. Y de momento está en el reino del creador en la génesis del tiempo.
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