CUANDO LA CIUDAD DUERME. ENTRE EL CREPÚSCULO Y LA NOCHE.
Mientras la luna se esconde,
La ciudad duerme.
Cuando la ciudad duerme,
Yo despierto en la noche.
Que tranquilidad.
La vida se difunde, pero se
enciende el fulgor.
La tupida roca cruje entre el
callar de la noche.
El perfil del sueño despierta a
pulcritud,
Cual sueño fulgurante.
Quien lo puede describir.
Yo desperté
del sueño,
Porque la noche me despertó,
Más no fue la noche
Sino el cenit que estaba sumido.
El poder de la vida, las estrellas.
El color de la noche, el aura invisible,
La llaga que corroyó tiempo.
El miedo las ciénagas del abismo.
La ciudad se vuelve sola,
acompañada entre el tumulto
De la multitud que descansa,
El silencio atroz recopila el bullicio,
Entre la brea, el asfalto, las amapolas y las
rosas,
El calor del precoz Mayo.
Entre la noche la Aurora, las
fases los astros
Que claman al sueño
Y entre la oscuridad, la penumbra,
Entre la penumbra, la tenue lluvia
Que moja la ventana entre la
soledad y la ciudad.
Pero cual de otra manera
Entre el bullicio de las luces
Cuál sería el aroma
Si de la nota una guitarra,
Vibrase entre la lluvia
Junto a la intensa niebla,
Se oiría el cruel mundo,
Que cruje entre las guerras,
O el tambor que sublima
Y fulmina el tenebroso clamor de
los guerreros
Consensua rugidos que infunden
pavor.
Pero cual vida en el recuerdo.
Entre el éxtasis, la pulcritud
El largo filo de la virtud, la
fragilidad, la sublimidad,
Las gotas del agua.
Mientras la ciudad duerme,
La vida calla, el cielo es denso.
El color de la ciudad,
El latido del descanso,
La multitud callada,
Pero en donde las estrellas crujen,
Donde el espíritu se vuelve,
resquebraja.
Cuando la ciudad duerme,
El nicho de la Aurora es fulminante
Y el pájaro no canta,
Porque la soledad sumerge al
silencio
En la que el enemigo ronda.
Que no te calle la noche decía el
poeta
O yo velo mientras tu duermes.
Mientras yo despierto, la vida
calla,
Mientras la vida calla
y la ciudad duerme.
Solo existe el aura, porque la
despierta,
Porque
la recibe el cenit.
La tenebrosa ola del acantilado
Donde el cenit oculta la vida.
Porque el cenit es la vida.
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