viernes, 21 de junio de 2013

CUANDO LA CIUDAD DUERME. ENTRE EL CREPÚSCULO Y LA NOCHE.


Mientras la luna se esconde, 
La ciudad duerme.
Cuando la ciudad duerme,
Yo despierto en  la noche.
Susurra el cristal, el silencio calla.
Que tranquilidad.
La vida se difunde, pero se enciende  el fulgor.
La tupida roca cruje entre el callar de la noche.
El perfil del sueño despierta a pulcritud,
Cual sueño fulgurante.
 Quien lo puede describir.
 Yo desperté  del sueño,
Porque la noche me despertó,
 Más no fue la noche
Sino el cenit que estaba sumido.
El poder de la  vida, las estrellas.
 El color de la noche, el aura invisible,
La llaga que corroyó tiempo.
 El miedo las ciénagas   del abismo.
La ciudad se vuelve sola, acompañada entre el tumulto
De la multitud  que descansa,
 El silencio atroz recopila el bullicio,
 Entre la brea, el asfalto, las amapolas y las rosas,
El calor  del precoz Mayo.
Entre la noche la Aurora, las fases los  astros
Que claman al sueño
Y entre la oscuridad, la penumbra,
Entre la penumbra, la tenue  lluvia
Que moja la ventana entre la soledad y la ciudad.
Pero cual de otra manera
Entre el bullicio de  las luces
Cuál sería el aroma
Si de la nota una guitarra,
Vibrase entre la lluvia
 Junto a la intensa niebla,
 Se oiría el cruel mundo,
 Que cruje entre las guerras,
O el tambor que  sublima
Y fulmina el tenebroso clamor de los guerreros
Consensua rugidos que infunden pavor.
Pero  cual vida en el recuerdo.
Entre el éxtasis, la pulcritud
El largo filo de la virtud, la fragilidad, la sublimidad, 
Las gotas del agua.
Mientras la ciudad duerme,
 La vida calla, el cielo es denso.
El color de la ciudad,
El latido del descanso,
La multitud callada,
Pero en donde las estrellas crujen,
Donde la niebla llora,
Donde el espíritu se vuelve, resquebraja.
Cuando la ciudad duerme,
 El nicho de la Aurora es fulminante
 Y el pájaro no canta,
Porque la soledad sumerge al silencio
 En la que el enemigo ronda.
Que no te calle la noche decía el poeta
 O yo velo mientras tu duermes.
Mientras yo despierto, la vida calla,
 Mientras la vida  calla  y la ciudad duerme.
Solo existe el aura, porque la despierta,
 Porque  la recibe el cenit.
La tenebrosa  ola del acantilado
Donde el cenit oculta la vida.

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