martes, 26 de mayo de 2015

ENTRE LAS LEYES DE DIOS Y  LA SECUENCIA EXISTENCIAL DEL HOMBRE

ENTRE LA PERPETUIDAD  COMO RESULTADO  MACROTEMPORAL  DE LA VIDA


Todo fluye  en las ideas y el resultado del pensamiento de los hombres.
Nuestra vida y el compartimento de nuestra existencia.

Desde las últimas teorías científicas al universo y el hombre como punto de partida junto al hombre desde haber hecho la vida como centro de la existencia.


Todo nuestro conocimiento como  resultado, y una premisa aclaratoria  y centro de los sistemas sociales, también centro de recorrido ante la vivificación consumada y póstuma conexa a las relaciones metafísicas  que unieron al hombre.

Nada ni nadie somos el resultado de cualquier ente o principio.
La recurrencia de una sabiduría a la que  solo se puede acercar hacia una hegemonía relativa.
Entendiendo que la relatividad de las cosas y todo cuanto existe es un punto de fuga incólume entre el espacio y el tiempo.
Pero muchos nos preguntamos por muchas analogías que integran la ciencia.


El espacio es algo así como el resultado anónimo de todo lo que ocupa un cuerpo, una función metodológica como consecución de lo que ha sido el núcleo de la vida, la física de la tierra y cuya base esquemática del rumbo que nos sigue transgrediendo a un cuerpo decimal, que bordea todo lo expuesto con rumbo, causa y dimensión hacia el conocimiento de que tras  la fórmula, la energía, la vida y el temperamento que caldea nuestro interior junto a todo aquello que ocupa un lugar en el tiempo y un recorrido.
Tiempo es todo aquello que camina y marca todas las áreas de la vida y del universo.

Todo ente, toda luz, y las funciones de cuanto existe no pueden ser nuestra vida sino una consecución muy triste  que deambula entre la amargura y la melancolía, por lo cual desde una verdadera laguna de soledad que  camina por el tiempo como una causa pasada de nuestra esperanza, y ante cualquier causa pasada de cuanto transcurre junto a nosotros y nuestra sensibilidad, o nuestra inteligencia junto a lo que pudiera ser una meta y un encuentro soslayado del método etéreo de nuestra vida.


Todo un recorrido circular y deambular como un móvil que transmite energía y velocidad junto a todo un recorrido como  un  móvil que transmite energía para TODO EL PLANETA TIERRA, EL UNIVERSO Y LOS CICLOS DE LO QUE HAN  SUCEDIDO EN LA VIDA HUMANA, Y EL CHOQUE CON NUESTRA EXISTENCIA POR TODO EL RECORRIDO POR LA EVOLUCIÓN.
LO  QUE PUEDE SER EL SER DENTRO DEL COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL. Vida, causa y eternidad, principio y final.

La congruencia de los momentos transcurridos, nuestro recorrido y la trayectoria que va originada desde un principio hacia un destino, ni tampoco llegar a la consecuencia final de nuestra analogía, o ir el planeta tierra y sea así su morfología junto a DIOS  el Creador desde todo apartado de los mundos hasta  el final de nuestra vida, y el final del trayecto donde toda impunidad exactitud como el poder de nuestro ente junto a la viveza de nuestra plenitud.


Nunca podríamos ni deberíamos socavar todo aquello que deberíamos hacer junto a la unidad de las masas o nuestra vida puesta a prueba.

No demarcar y retar nuestra  unión vivaz si no se tiene temor al creador junto a las pruebas de la vida con pasaje apologético de iluminación hacia nosotros, un proceso arrojadizo que sucumbe al tiempo con causa infinitesimal ante la energía y la mente como recurrir de todo aquello que realmente no alcanza.








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