Los caminos de la investigación hacia esta enfermedad determinada por la psiquiatría, como Esquizofrenia, o locura por antonomasia, siguen latiendo en una lucha trepidante y titánica.
Pero ¿dónde está la clave, para encontrar la fórmula que ni la ciencia, ni la psicología clínica, el psicoanálisis, ni la psicofarmacología han sido capaces de encontrar?
La realidad es muy difícil de ver y mucho más difícil de demostrar e investigar.
Si hasta ahora la filosofía pura no ha sido capaz de encontrar la fórmula ni la clave para conceptuar el termino realidad, mientras eso sea así jamás se encontrara nada farmacológico que sea capaz de demostrar que esta enfermedad existe o ha existido a lo largo de la trayectoria de la historia, ni mucho menos de quien la padece o la ha padecido.
¿Está acaso en el cerebro, en el ambiente o en la sociedad?
Pero ¿acaso no se ha parado a pensar la psiquiatría que está en la realidad de las masas? y en el desconocimiento de lo que la psiquiatría no sabe ni ha sabido demostrar hasta ahora, es que tras la consecución de la historia de las civilizaciones, esos campos estigmáticos que han sido no otra cosa más que fronteras magnéticas que han unido y traspasado el rumbo de la condición humana o lo que diría Max Weber acerca de las dinámicas sociales y estructuras integrales enlazadas en el condicionante tipológico humano .
Siempre que hubo una barrera sea del tipo que fuere, existió una división sobre la misma y hacia lo que la Psiquiatría entiende como mente. Un concepto filosófico que no existe como tal.
Se ha parado a pensar la psiquiatría que a lo largo de la existencia humana siempre existió el pecado sobre la conciencia. Y aunque se crea lo contrario, el demonio, Lucifer también existe. Y el primer punto donde ataca es a la cabeza confundiéndola.
El cerebro es la parte más plástica del cuerpo humano, pero no existen desórdenes en los neurotransmisores sino propagaciones en el pensamiento del individuo, que no se las crea el individuo, sino la dinámica de las masas así como el núcleo interno de la sociedad.
Habría que cambiar el rumbo de la sociedad, para erradicar esta enfermedad ya que: “El hombre es bueno por naturaleza pero es la sociedad quien le pervierte”, decía un liberalista francés llamado Rouseau en su libro El Emilio. La clave la tiene la más sabia de las ciencias del conocimiento. La filosofía pura y la Metafísica cuando acabe de descubrirse del todo el término libertad, condición humana y realidad sin volver al pasado, en el presente, armonizando unas leyes y unas dinámicas más puras, con unos compases y unas estructuras que marquen unos campos que sean no un campo magnético ni electromagnético sino que se atraigan de una forma, en la cual la evolución y las transformaciones sociales solamente persistan no desde la materia ni desde el materialismo sino desde la pureza donde dicha enfermedad sea una frontera fácil de traspasar para quien está diagnosticado de ella erradicando totalmente las estructuras del capitalismo donde ya no existan intereses sino capital y proletarios per cápita y espíritu capital, rentabilidad y espíritu interior como el cristal de un espejo y el agua de un manantial. Donde la productividad sea propiciada de forma neta y radical como un flecha social disparada hacia el ángulo de los intereses puros de la sociedad en un itinerario que fulmine la desigualdad de las clases sociales hacia un éxodo donde no existan intereses sociales alienables que repercutan contra la propia sociedad y contra las masas sociales secuestrándolas. Sino que los intereses sean para la base pura y esencial de la propia sociedad sublimando el capital y su rentabilidad, la productividad y la renta per cápita de las economías equiparándolas desde un concepto sociométrico sin discriminaciones entre ricos y pobres para que ese capital no sea dividido sino repartido por un camino previo urgente hacia la igualdad de las clases sociales desde los más ricos hasta los más pobres.
A partir de esa división mas el resto, encontraremos la suma exacta del capital y el repartimiento junto de los bienes sino de la pura renta per cápita del propio capital que son las propias ganancias purificándolas para que esas ganancias sean repartidas por igual.
Una vez se encuentre la fórmula para sensibilizar a la sociedad y a las masas de una manera lógica, logística, moral y pura, entonces se acabara con tantos retos y tendencias como se barajan actualmente de buscar nuevos fármacos que después de todo por óptimos que sean, no van a curar ese tipo de cáncer de la mente sin ningún tipo de resultado que cure al paciente ni que prevenga su curación de esa enfermedad inexistente llamada Esquizofrenia porque no existe ni existió nunca en la historia como tal si no que es un reto desconocido para una ciencia que lleva investigando tanto tiempo ante una enfermedad que no se sabe nada de ella y que ha estado en el tiempo de una forma pertinaz enseñando sus colmillos .
Pero primero tendrán que contar tanto con Filósofos como con Metafísicos ante una sociedad que nos atenaza y una patología inexistente que atornilla al individuo y le persigue, por esa ciencia persecutoria en el tiempo llamada psiquiatría.
Ya que todo sobra en esta vida menos lo que se necesita de verdad. Corazón, sensibilidad, inteligencia y buenas obras. Pues no es más rico el que más tiene, si no reparte sus ganancias, ni más sabio quien más sabe, sino quien reconoce sus errores y esculpe sabiduría inteligente.
Y no compasión ante las lagrimas de quien las derrama ya que el sepulcro es la misma vida de quien padece el sufrimiento en sus entrañas.
Si se quiere erradicar la Esquizofrenia ante los errores y las injusticias cometidas por esos gánster llamados psiquiatras busquemos misericordia encontrando el método de la libertad aun sin descubrir.
Agua limpia y un cántaro que no rompa y justifiquemos la sed.
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