miércoles, 3 de julio de 2013

LA ESQUIZOFRENIA UNA LUCHA INÚTIL Y UNA ENFERMEDAD INEXISTENTE. UN LARGO CAMINO HASTA DONDE LA CIENCIA NO HA PODIDO LLEGAR.

Los caminos de  la investigación  hacia esta enfermedad determinada por la psiquiatría,  como Esquizofrenia, o locura  por antonomasia, siguen latiendo en una lucha trepidante y titánica.
Pero ¿dónde está la clave,  para encontrar la fórmula que ni  la ciencia, ni la psicología clínica,  el psicoanálisis, ni la psicofarmacología han sido capaces de encontrar?

La realidad es  muy difícil  de ver y mucho  más difícil  de demostrar  e investigar.
Si hasta ahora la filosofía pura no ha sido capaz de encontrar la fórmula ni la clave para  conceptuar el termino realidad,  mientras eso sea así jamás  se encontrara nada farmacológico  que sea capaz de demostrar que esta enfermedad existe o ha existido a lo largo de la trayectoria de la historia,  ni mucho menos de quien la padece o  la ha padecido.

¿Está acaso en el  cerebro, en el ambiente o en la sociedad?

Pero ¿acaso no se ha  parado a pensar la psiquiatría  que está en  la realidad  de  las  masas?  y en el desconocimiento  de lo que la psiquiatría  no sabe  ni  ha sabido  demostrar  hasta ahora, es que tras la consecución de la historia de  las civilizaciones,  esos campos estigmáticos que  han sido no otra cosa más que fronteras magnéticas que han unido y traspasado el  rumbo  de  la condición humana o lo que diría Max Weber acerca de  las dinámicas sociales y estructuras  integrales enlazadas en el condicionante tipológico humano .

Siempre que hubo una barrera sea del tipo que fuere,  existió una división sobre la misma y hacia lo que la Psiquiatría entiende como  mente. Un concepto filosófico  que no existe como tal.
Se  ha  parado a pensar  la psiquiatría  que a lo largo   de la existencia  humana  siempre existió  el pecado sobre la conciencia.  Y aunque se crea  lo contrario, el demonio, Lucifer también existe. Y  el primer punto donde ataca es a la cabeza confundiéndola.

El cerebro  es la parte  más plástica del  cuerpo  humano, pero no existen desórdenes en los neurotransmisores sino  propagaciones en el pensamiento del individuo, que no se las crea el individuo,  sino  la dinámica de las masas así como el núcleo interno de la sociedad.

Habría que cambiar el rumbo de la sociedad, para erradicar esta enfermedad ya que: “El hombre es bueno por naturaleza pero es  la sociedad quien le pervierte”, decía  un liberalista  francés   llamado Rouseau  en su libro  El Emilio.  La  clave la tiene la más sabia de  las  ciencias del conocimiento. La filosofía pura y la Metafísica cuando acabe de descubrirse del todo el término libertad, condición humana y realidad sin volver al pasado, en el presente, armonizando unas leyes  y unas dinámicas más puras, con unos compases  y unas estructuras que marquen unos campos que sean no un campo magnético ni electromagnético sino que se atraigan de una forma, en la cual la evolución y las transformaciones sociales solamente persistan  no desde la materia ni desde el materialismo sino desde la pureza donde dicha enfermedad sea una frontera fácil de traspasar para quien está diagnosticado de ella erradicando totalmente las estructuras del capitalismo donde ya no existan intereses sino capital y proletarios per cápita y espíritu capital, rentabilidad y espíritu interior  como el cristal de un espejo y el agua de un manantial. Donde la productividad sea propiciada de forma neta y radical como un flecha social disparada hacia el ángulo de los intereses puros de la sociedad  en un itinerario que fulmine la desigualdad de las clases sociales hacia un éxodo donde no existan intereses sociales alienables que repercutan contra la propia sociedad y contra las masas sociales secuestrándolas. Sino que los intereses sean para la base pura y esencial de la propia sociedad sublimando el capital  y su rentabilidad, la productividad y la renta per cápita de las economías equiparándolas desde un concepto  sociométrico  sin discriminaciones entre ricos y pobres  para que ese capital no sea dividido sino repartido por un camino previo urgente hacia la igualdad  de las clases sociales desde los más ricos hasta los más pobres.

A partir de esa división mas el resto, encontraremos la suma exacta del capital y el repartimiento junto de los bienes sino de la pura  renta per cápita del propio capital que son las propias ganancias purificándolas para que esas ganancias sean repartidas por igual. 

Una  vez se encuentre la fórmula para sensibilizar a la sociedad y a las masas de una manera lógica, logística, moral y pura, entonces se acabara con  tantos retos y tendencias como se barajan  actualmente de buscar nuevos fármacos que después de todo por óptimos que sean, no van a curar ese tipo de cáncer de la mente sin ningún tipo de resultado que cure al paciente ni que prevenga su curación  de esa enfermedad inexistente llamada Esquizofrenia porque no existe ni existió nunca en la historia como tal si no que es un reto desconocido para una ciencia que lleva investigando tanto tiempo ante una enfermedad que no se sabe nada de ella y que ha estado en el tiempo de una forma pertinaz enseñando sus colmillos .

Pero primero tendrán que contar tanto con Filósofos como con Metafísicos ante una sociedad que nos atenaza y una patología inexistente que atornilla al individuo y le persigue,  por esa ciencia  persecutoria  en el tiempo  llamada psiquiatría.

Ya que todo sobra en esta vida  menos lo que se necesita de verdad. Corazón, sensibilidad,  inteligencia y buenas obras. Pues  no es  más rico el que  más tiene, si no reparte sus ganancias, ni más sabio quien más sabe, sino quien reconoce sus errores y esculpe sabiduría  inteligente.
“Misericordia, antes  que sacrificio”, pasaje del nuevo testamento.

Y no compasión ante las lagrimas de quien las derrama ya que el sepulcro es la misma vida de quien padece el sufrimiento  en sus  entrañas.

Si se quiere erradicar la Esquizofrenia ante los errores y las injusticias cometidas por esos gánster llamados psiquiatras busquemos misericordia encontrando el método de la libertad aun sin descubrir.


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