Todo el mundo piensa que la
muerte es un paso premonitorio de la vida; pero que es la muerte de verdad. Algo
que en realidad desafía al tiempo a la vida, al hombre y a las formas. Un paso más
que tenemos que dar, que nos asusta y entristece. Que prevalece en la existencia,
persecutorio, premonitorio y disuasorio que dentro de nuestra memoria persiste
en nuestros seres queridos. La existencia del universo es una llamarada cósmica
tenebrosa que trasmite el ritmo de nuestra persistencia y nuestro paso por la
vida simbolizando cual puede ser nuestro destino.
Pero nuestro destino en el tiempo
no lo marcan las estrellas como dicen los astrólogos, ni los astros son el
destino de la vida ni el preludio de nuestra existencia, sino un rumbo físico biológico
y a la vez espiritual que demarca el principio de nuestra vida como centro de
la tierra y un orbe que denota nuestra trayectoria en la que nuestra vida es un
recorrido por el tiempo que no termina nunca y que se sublima hasta nuestro
final en el proceso de nuestras enfermedades que como procesos biológicos de nuestra vida son un paso
ardoroso y de sufrimiento que nos empuja hasta que llega un momento incurable
en el que ya no existen medicinas para curar nuestra vida y nuestro ente concluye hasta la destrucción del mismo. Un
especialista en neurocirugía me preguntaba
si se podría prevenir la muerte. Se podría
prevenir cuando se curaran las enfermedades los virus y no existieran ni los
virus ni los accidentes o choques de la vida y en lo que hasta ahora antagónicamente
no existen al final de nuestra vida más que lo que podemos ver mientras
existimos.
Cuál sería la formula que haría resurgir
que nuestro paso por el tiempo fuera inmortal dentro de los pasos psíquicos y
espirituales en donde los caminos del
universo son infinitos e indefinidos y
se pierden en la lejanía de la distancias por muy diminuta que sea en donde todas
las distancias del universo se pierden y no existen choques materialistas ni científicos
que nos hagan entender como presagio de nuestra vida que la existencia
como parte biológica de nuestro ente
tiene un final o por el contrario es un choque galáctico que determina el
tiempo y la precognición de nuestras circunstancias en las que el tiempo para
nosotros ha terminado y hemos llegado al final del trayecto .

NUESTRA VIDA NO TERMINA SE TRANSFORMA.
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