martes, 23 de junio de 2015

NUESTRO TRAYECTO POR EL TIEMPO Y UN TRAYECTO ARMÓNICO DE SOLEDAD.


Podremos decir muchas cosas en el cómputo de nuestras imágenes por la vida y nuestro recorrido.
Nuestra vida ha sido una línea imaginaria transformada en vacío, en éter y un trayecto armónico  de soledad como única compañía que nos consuela  desde los más  agitantes y tenebrosos mundos al amparo de todo lo que pasa por nosotros, una mirada al resplandor del cielo y nuestra morada se ve reflejada por el tiempo o nuestro trayecto por la vida  que acompaña nuestro ser.

Todos los planetas del sistema solar  y un significado que para  nosotros tiene junto, a la vez  está en una diagonal que surge en el ayer,  el hoy y el mañana o la sensación vertiginosa que transgrede al tiempo. La esperanza que al final de nuestra vida  transporta como un rayo a la velocidad de la luz y la dispersión de la luz.


 Un mundo distinto y de soledad donde el tiempo como una relación armónica de desplazamiento igual que una partitura radical entre la realidad y el equilibrio junto al infinito por múltiples universos existentes.
Tiempo de raíces vistas hacia el cielo y un área presente fijada en la superficie de la tierra.
Áreas gramaticales en el  orbe humano que presagia una actividad pasajera y constituye el pasado, donde ya nada se puede evitar ni fijar.


Un mundo indisoluble y algo venidero que transporta la realidad o la objetivación y la armonía de las cosas entre el centro de la vida, las latitudes de la misma y una luz transparente que metamorfiza la realidad pasajeras en un órgano en el que todos los campos de la activación  física, donde desde una parte proporcional al cuadrado del tiempo y donde el infinito quisiera tal vez ser otro. Cuando que no a todo aquello que no tiene fin, si no un área física que terminara en un espacio distinto.

Se han hallado en torno a todo aquello donde las leyes físicas determinantes en un campo de refracción como un órgano descriptible con múltiples dimensiones.

 El conocimiento de la realidad está presente desde la trayectoria del sonido y la física de  partículas, así como los centros de la naturaleza que se pueden medir desde la veracidad de latería  que no deja de activarse y de partir aunque se vea de una forma distinta.

La naturaleza del tiempo es todo aquello que vibra en todo lo que se oye a través de la velocidad, la fuerza, y la acción de la energía, como un  campo perpetuo transitorio así como el  peso cuando caen, la acción de la gravedad y todo lo que predomina sobre la consecución de los campos de la energía, la solidez de la materia y los campos espaciales que se desdoblan desde la acción de la materia y los campos transformables.


Una línea paralela que termina en un cuerpo expansivo sobre la relatividad y todo un encuentro de fuerzas entre un campo de perspectivas donde el recorrido de nuestra vidas es la misma acción de la relatividad. Y un encuentro de simulaciones transitorias que continúan sobre un compendio hallado hacia donde todo nuestro recorrido por la vida está entre lo que puede ser como un término realizable, material e inmaterial sobre la mecánica de los cuerpos la inercia y a la vez la de envoltura y discontinuo.

Todo  aquello que ejerce una fuerza sobre la misma acción de la gravedad y nuestro paso por la vida, que es una secuencia sobre un mundo pasajero que transmite energías y desborda cuanto sabemos o percibimos desde una fase mecánica que transporta las dimensiones cósmicas que yacen en la expansión del espacio.

Las bases temporales de la vida y  un itinerario marcado, interactivo e indeterminado por la energía y las premoniciones, que se ven transportados por los ángulos de percepción social y clínicos de la función de nuestra vida. Las fases corpusculares con base motivatoria ya que pueda dinamizar el principio lógico cuántico que establece un fango de aire cósmico que rodea nuestras funciones; como el puente aéreo de nuestra inteligencia sublime a lo más superficial de nuestro ente. A  lo más profundo desde una ecuación matemática, a una mirada telescópica al cielo que fija  nuestra mirada al universo, como un campo de lejanía y precisión donde todas las distancias subliman un área luminosa y sonora o de inocuidad y precisión entre lo que podríamos llamar hacia el empuje de la velocidad y la energía.


TODO CAMPO AÉREO MÉTRICO O DISIMÉTRICO DE DERIVACIÓN CONSECUENTE  ENTRE LAS  FASES FRECUENTES DE LA VIDA. FÍSICAS DISMORFOLÓGICAS O PSÍQUICAS DEL ENTE, SE DISGREGA A UN TÉRMINO DONDE LA MENTE YA NO PUEDE PENSAR POR SI SOLA Y ANTE UN ENEMIGO QUE NOS APABULLA; Y EN TODO EL RECORRIDO POR EL TIEMPO DESDE CUALQUIER ÁREA O FASE DE  NUESTRA VIDA.

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