viernes, 10 de abril de 2015

EL MUNDO QUE NOS RODEA, PUNTOS DE ENCUENTRO
UNA LATITUD CÓSMICA DESCONOCIDA POR LA CIVILIZACIÓN.
LA CRISIS ACTUAL MUNDIAL, UN MUNDO QUE NOS ABSORBE Y UN MUNDO DESEQUILIBRADO.  EL SEXTANTE MATEMÁTICO SOCIALISTA.
ESTATUS HOMINE ET CRISIS ITS.
EL SOCIALISMO PURO LA ÚNICA SOLUCIÓN



Todo cuanto nuestros ojos divisan en todas las dimensiones biológicas y fenómenos que se producen, una nueva dimensión vista cada día. En el reflejo de la vida, ¿cuál es la causa y el proceso? Una constante con variables hemisféricas y una estrella fugaz tenaz con coeficiente candente físico, químico, biológico, etéreo, aéreo e infinitesimal, de morfología esférica y vida inteligente. ¿Cuál fue su punto de partida?, ¿cuál será su destino?

Toda nuestra conciencia crítica, pensante, espiritual, pausal o social, puesta en todo un panorama que abarata el mundo y que viene siendo el desequilibrio y conjunción de las masas en el que él mismo vive.
Ya no es el paro, ni el dinero sino poderío de quien asume cuanto piensa, en valores y luego no los conecta con lo que tiene, quiere o siente. Tal vez, se haya olvidado de sí mismo pero es cierto que utiliza la cabeza más que el corazón. La ley de la desproporcionalidad en el equilátero que repercute contra lo que él mismo piensa pero para nada entiende lo que quiere.



Echemos mano a la no demagogia de sentir para acceder a lo que se tiene. Está la codicia de todo cuanto se puede conservar y abaratar pero no lo que se suma en números o ecuaciones. ¿Conocemos los números antropológicos de una historia numérica que no termina nunca y que desbarajusta el tiempo? Pero entiende el hombre el factor evolutivo que no desarrolla un trabajo ni el bienestar de lo que se tiene sino tener un concepto de sí mismo filosófico y temperamental del yo ser más que del yo saber o del yo entender porque tengo o deje de tener. Si no se tiene razón ni valor o que la razón nunca se pierde cuando se objeta en valores o en conjunciones que fundamentan en lo que se quiere percibiendo al tiempo, simbólico de todo lo que se aprecia y se percibe dentro de nuestra existencia sin peyorativos.



El condicionante del ser es la vida propia, antropoide, antropológica de cada uno, en la variante opuesta del círculo donde cada uno está envuelto, encontrándolo a la vez. Es algo así como nacer dentro de lo que se ha perdido que para nada es un decimal pasado, adverso al mismo que suplanta las ideas, las mantiene y postpone un espíritu de lucha que unifica todas las dimensiones que formulan que el tiempo es algo más que todo lo que pasa y que todo, sólo y siempre, nazca un brote expansivo sobre las ideas y la vida que están dentro del factor oculto de la realidad respecto a nuestra inteligencia y el factor previo a nuestra plataforma, porque por encima de todo somos humanos y lo mismo que nacemos del tiempo, el tiempo es nuestra partitura de vida y el rumbo de nuestras imágenes, pero para nada de nuestras percepciones ni de nuestros pensamientos sino de todo lo que ha pasado por nuestra vida, nuestras bases, apartado y las áreas de nuestra plenitud que es la clave.


El objetivo que se pierde en el tiempo es el valor de lo que ya otro ha ganado en consecuencia sino lo que adhiere al valor del mismo como una fuga tenaz. Hay valores que se conceptúan en positivo y otros en negativo, como la fuerza de un electroimán. A la larga de la trayectoria de la vida del hombre y de su simbolismo, el ser como concepto se identificó como espíritu, como morada, como reflejo y como creencia y recurrencia.



Todo cuanto se valora del ser está en el reflejo de un círculo y de un intervalo que le hace caminar y refractar por cuanto vive pero nunca físicamente, dentro de su ente por cuanto sueña o cuanto piensa. Todo lo que se entiende es buscado desde el manantial de la esperanza pero nunca la esperanza es el órgano vital de lo que se espera, de ella sino de todo lo que es bueno y todos los factores que se buscan en áreas relativas.








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