La amalgama que irrumpe el tiempo
y la vida es una constante del tiempo que día a día se difunde entre períodos
que laten al mismo tiempo del pensamiento, vienes de decir que la continuidad
de la vida en la que la sociedad ha firmado por la continuidad de nuestra
existencia. Hoy, desde los más altos rumbos de nuestro siglo XXI, en el que
todas son señales de progreso, de avance, de técnica y de proliferación que no
acaba de aflorar por una vida mejor y de mejor calidad, cualificada en la
constante del centro de las distancias más que nunca la promulgación de
filosofías que narran una continuación hasta la inmutable sociedad en la cual
el pensamiento dentro de la función del tiempo ha pasado a ser un cadáver vivo.
El materialismo y el trabajo es más que un ejemplo que narra y que marca la
continuación de nuestra existencia, pero hay que acabar con el insertando la
función empírica y espiritual del hombre de una manera en el que el deber
cotidiano de nuestros días y que la continuación del tiempo, tras la misa,
miramos atrás como un punto significativo a la leyenda que envuelve los hechos
y los antepasados, y llegará la anarquía cuando el hombre empiece a pensar en
sí mismo y encuentre el dominio de su temperamento.
Llegarán al final de los
días si nosotros hubiéramos vivido en un mundo al igual que una fraseología de
inmediato irrumpe totalmente nuestra forma de ser y pensar. Pasados por el cual
sólo el hombre echa la vista atrás como reflejo en que la vida ha marcado una
forma panorámica al igual que una película cosmológica en la cronología histórica
donde sólo el tiempo ha podido ser capaz de realizar y que sólo el destino de
los hombres, el creador ha dado en el cual hasta nuestros momentos más
difíciles que no se han visto más que en el saber, en el tener y el consumir
junto al trabajo como una constante revolucionaria de realización.
Desde el sufrimiento unificado
que marca la vida del hombre por las lágrimas y la sangre derramada en las
batallas y que aún se sigue derramando hoy y que han tenido en el análisis del
tiempo el lema de la libertad. Aunque el término libertad tenga distinto
énfasis distanciado por los cuales el ser humano no ha hecho, desde el primer
momento hasta hoy en día, con más medios a su alcance y tipologías que
significan la búsqueda de ir más allá de la realidad y sus caminos hacia la
verdad que trae consigo la meta de la lógica y de la percepción que día a día
por la continua labor del hombre debe encontrar en el valor la exactitud de una
escala de valores. Tanto la capacidad y espiritualidad como centro cotidiano de
una sociedad que nunca quiere llevar a cabo un contra sentido sino una unificación
entre la razón, el por qué de las cosas, el logos y el conocimiento de cuanto
nos ofrece el mismo ambiente y la luz diaria fotogénica que traspasa la
luminosidad del día. Siendo así, que entre la sangre, las lágrimas y la
libertad, partiendo de la base de su trabajo, no ha encontrado a veces más que
la desdicha de la miseria que ha tenido también la lucha de las guerras y la
sangre a defender por cuanto en nuestras vidas de las cuales otras vidas
anteriores a las mismas mientras los jóvenes de hoy han visto el dolor del
sufrimiento y la defensa desde su compromiso histórico socialista, estamental y
humano.
Como diría Platón en el libro “La
República y el Estado” el hombre como República
y el Estado como propiedad del hombre. No la propiedad de quién quiere y
puede al ritmo de sus ganancias como defensa de sus bienes ni el proletario
puede trabajar si no pasa de antemano que ni el patrón ni la patria ni la ley
puede nunca traspasar la legalidad y la razón humana de la persona. El
sufrimiento y la defensa de un compromiso histórico y humano que día a día le
ha conllevado a ser el ser de la historia. Como seres humanos, la historia
forma parte de los hombres y al mismo tiempo es la continuación del hombre
tipológica y cronológica desde cualquier supuesto en que la incertidumbre de la
lucha, de la paz y de la esperanza humana, no sólo porque sea que a posteriori
avance en un mundo soslayado en donde todos tenemos que ser iguales y para ser
iguales hay que empezar por repartir.
El plante Tierra es un lugar
habitable en el tiempo y un paraíso iluminado en el día y en la noche que
deslumbra la realidad de nuestro ser como seres humanos y como parte del tiempo
y de la vida cuya defensa es el propio patrimonio del cual depende, que es
totalmente un artilugio de todo el planeta, en el cual se ha estudiado a fondo
desde toda nuestra capacidad y trabajo, sufrimiento, sentimientos y emociones
que traen consigo el dolor con el cual el propio hombre sólo puede encontrar
sentido cuando a veces desde su propia defensa y su propio yo haya un panorama
propio y profundo en un énfasis donde la condición humana por la cual tiende a
mirar la realidad, pero ¿cuál es el reloj de la realidad que transcurre entre
nuestra memoria y la historia del tiempo como parte de nuestro destino hasta el
final de nuestros días? Desde nuestro propio mundo interior, como una
escultación que resalta por encima de todas las fronteras que marcan la
personalidad, la incidencia, la razón, la conducta, la sensibilidad, nuestra
inteligencia, nuestra neuma y aparta la fragilidad total y vulnerable que
afecta al sentido común como centro de las masas y de nuestro pensamiento que
siempre fue por encima de la lógica.
Porque son tantas las barreras en
las cuales el ente está enmarcado en la meta de las limitaciones que tan sólo
desde la originalidad se puede llegar más allá. Hoy, mirando al sentido de la
continuidad de la vida, como suplemento y complemento de todo lo que el hombre
tiene, quiere o necesita. La multitud de valores de todo tipo que la sociedad
nos ofrece, una nueva dimensión de nuestros días que sufre un contraste por el
cual el hombre tiende a ir más a lo profundo y debe descartar todo tipo de
superficialidad que desde el fondo de las cosas por la tendencia del
significado humano puede y necesita una búsqueda y encontrar el camino de la
libertad. Pero son tantos los pasos que se han dado, que el mismo ser humano es
el tope de una barrera desde el mismo sentido de las cosas donde hasta los
cuales hechos irrealizables a veces, que no han podido comprender por el tope
del conocimiento que en cuanto ha sabido ha tenido que socavar y esgrimir su
sabiduría a nivel de su capacidad y por encima de la misa. Igual que estar
prisionero pero por una vez de todas, el hecho clave de nuestra existencia es
el mismo cosmos que simplifica todo cuanto somos, realizamos, tenemos y cuanto
crea nuestro pensamiento, la razón, la justicia socialista y lo más importante de
setenta segundos que nos lleven al cielo como decía el poeta “si no encuentras
la alegría en esta tierra, encuéntrala más allá de las estrellas, desde el
zénit que nos indica un mundo donde termina la oscuridad y luce una luz
resplandeciente donde ya no hay caminos para seguir ni lugares para volver”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario