viernes, 24 de abril de 2015

EL MUNDO QUE NOS RODEA. UN PUNTO DE ENCUENTRO Y ALGO DESCONOCIDO POR LA CIVILIZACIÓN ENTRE LA SANGRE, LAS LÁGRIMAS Y LA LIBERTAD



La amalgama que irrumpe el tiempo y la vida es una constante del tiempo que día a día se difunde entre períodos que laten al mismo tiempo del pensamiento, vienes de decir que la continuidad de la vida en la que la sociedad ha firmado por la continuidad de nuestra existencia. Hoy, desde los más altos rumbos de nuestro siglo XXI, en el que todas son señales de progreso, de avance, de técnica y de proliferación que no acaba de aflorar por una vida mejor y de mejor calidad, cualificada en la constante del centro de las distancias más que nunca la promulgación de filosofías que narran una continuación hasta la inmutable sociedad en la cual el pensamiento dentro de la función del tiempo ha pasado a ser un cadáver vivo. El materialismo y el trabajo es más que un ejemplo que narra y que marca la continuación de nuestra existencia, pero hay que acabar con el insertando la función empírica y espiritual del hombre de una manera en el que el deber cotidiano de nuestros días y que la continuación del tiempo, tras la misa, miramos atrás como un punto significativo a la leyenda que envuelve los hechos y los antepasados, y llegará la anarquía cuando el hombre empiece a pensar en sí mismo y encuentre el dominio de su temperamento.


Llegarán al final de los días si nosotros hubiéramos vivido en un mundo al igual que una fraseología de inmediato irrumpe totalmente nuestra forma de ser y pensar. Pasados por el cual sólo el hombre echa la vista atrás como reflejo en que la vida ha marcado una forma panorámica al igual que una película cosmológica en la cronología histórica donde sólo el tiempo ha podido ser capaz de realizar y que sólo el destino de los hombres, el creador ha dado en el cual hasta nuestros momentos más difíciles que no se han visto más que en el saber, en el tener y el consumir junto al trabajo como una constante revolucionaria de realización.


Desde el sufrimiento unificado que marca la vida del hombre por las lágrimas y la sangre derramada en las batallas y que aún se sigue derramando hoy y que han tenido en el análisis del tiempo el lema de la libertad. Aunque el término libertad tenga distinto énfasis distanciado por los cuales el ser humano no ha hecho, desde el primer momento hasta hoy en día, con más medios a su alcance y tipologías que significan la búsqueda de ir más allá de la realidad y sus caminos hacia la verdad que trae consigo la meta de la lógica y de la percepción que día a día por la continua labor del hombre debe encontrar en el valor la exactitud de una escala de valores. Tanto la capacidad y espiritualidad como centro cotidiano de una sociedad que nunca quiere llevar a cabo un contra sentido sino una unificación entre la razón, el por qué de las cosas, el logos y el conocimiento de cuanto nos ofrece el mismo ambiente y la luz diaria fotogénica que traspasa la luminosidad del día. Siendo así, que entre la sangre, las lágrimas y la libertad, partiendo de la base de su trabajo, no ha encontrado a veces más que la desdicha de la miseria que ha tenido también la lucha de las guerras y la sangre a defender por cuanto en nuestras vidas de las cuales otras vidas anteriores a las mismas mientras los jóvenes de hoy han visto el dolor del sufrimiento y la defensa desde su compromiso histórico socialista, estamental y humano.


Como diría Platón en el libro “La República y el Estado” el hombre como República y el Estado como propiedad del hombre. No la propiedad de quién quiere y puede al ritmo de sus ganancias como defensa de sus bienes ni el proletario puede trabajar si no pasa de antemano que ni el patrón ni la patria ni la ley puede nunca traspasar la legalidad y la razón humana de la persona. El sufrimiento y la defensa de un compromiso histórico y humano que día a día le ha conllevado a ser el ser de la historia. Como seres humanos, la historia forma parte de los hombres y al mismo tiempo es la continuación del hombre tipológica y cronológica desde cualquier supuesto en que la incertidumbre de la lucha, de la paz y de la esperanza humana, no sólo porque sea que a posteriori avance en un mundo soslayado en donde todos tenemos que ser iguales y para ser iguales hay que empezar por repartir.
El plante Tierra es un lugar habitable en el tiempo y un paraíso iluminado en el día y en la noche que deslumbra la realidad de nuestro ser como seres humanos y como parte del tiempo y de la vida cuya defensa es el propio patrimonio del cual depende, que es totalmente un artilugio de todo el planeta, en el cual se ha estudiado a fondo desde toda nuestra capacidad y trabajo, sufrimiento, sentimientos y emociones que traen consigo el dolor con el cual el propio hombre sólo puede encontrar sentido cuando a veces desde su propia defensa y su propio yo haya un panorama propio y profundo en un énfasis donde la condición humana por la cual tiende a mirar la realidad, pero ¿cuál es el reloj de la realidad que transcurre entre nuestra memoria y la historia del tiempo como parte de nuestro destino hasta el final de nuestros días? Desde nuestro propio mundo interior, como una escultación que resalta por encima de todas las fronteras que marcan la personalidad, la incidencia, la razón, la conducta, la sensibilidad, nuestra inteligencia, nuestra neuma y aparta la fragilidad total y vulnerable que afecta al sentido común como centro de las masas y de nuestro pensamiento que siempre fue por encima de la lógica.




Porque son tantas las barreras en las cuales el ente está enmarcado en la meta de las limitaciones que tan sólo desde la originalidad se puede llegar más allá. Hoy, mirando al sentido de la continuidad de la vida, como suplemento y complemento de todo lo que el hombre tiene, quiere o necesita. La multitud de valores de todo tipo que la sociedad nos ofrece, una nueva dimensión de nuestros días que sufre un contraste por el cual el hombre tiende a ir más a lo profundo y debe descartar todo tipo de superficialidad que desde el fondo de las cosas por la tendencia del significado humano puede y necesita una búsqueda y encontrar el camino de la libertad. Pero son tantos los pasos que se han dado, que el mismo ser humano es el tope de una barrera desde el mismo sentido de las cosas donde hasta los cuales hechos irrealizables a veces, que no han podido comprender por el tope del conocimiento que en cuanto ha sabido ha tenido que socavar y esgrimir su sabiduría a nivel de su capacidad y por encima de la misa. Igual que estar prisionero pero por una vez de todas, el hecho clave de nuestra existencia es el mismo cosmos que simplifica todo cuanto somos, realizamos, tenemos y cuanto crea nuestro pensamiento, la razón, la justicia socialista y lo más importante de setenta segundos que nos lleven al cielo como decía el poeta “si no encuentras la alegría en esta tierra, encuéntrala más allá de las estrellas, desde el zénit que nos indica un mundo donde termina la oscuridad y luce una luz resplandeciente donde ya no hay caminos para seguir ni lugares para volver”.









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