A medida que transcurre un
segundo y un latido de nuestro corazón junto
a la frecuencia del mismo, existe una temperatura presente cósmica cuya energía
hace latir el mismo desde el propio cosmos. 
Al igual que transcurren los segundos de un reloj se incrementa la temperatura cósmica
sobre la sangre y sobre la misma frecuencia
del corazón para que el corazón pueda continuar latiendo , en cuya frecuencia a
medida que pasa un segundo , también circunda
un segundo en el movimiento de rotación de
la tierra que es el paso atreves de la gravedad de la acción cósmica sobre los
segundos de un cronometro, las horas de los meridianos y nuestro cronometro cósmico
a la vez que señala con su maletilla nuestro paso por el tiempo y nuestro
envejecimiento hasta la muerte. 
La muerte es dolorosa siempre
tanto física como psíquica cuando se produce la desconexión de la carne con el espíritu y la llamada conmutación
de la misma lo que existe después del
momento de morir, la llamada telekinesia y la tele transformación transformadora
en el paso a la otra vida tras morir el fosforo
del cerebro en su totalidad. La
llamada muerte cerebral tras la muerte psíquica
junto a la función anatómica y el enfriamiento celular tras el desenlace y la desconexión
hasta que el espíritu se enlaza del todo con el más allá.
Saber que tenemos que morir es al
mismo tiempo saber que tenemos que vivir
otra vez sin pensar que estamos
muertos y somos muertes vivientes
desde que hemos nacido.
Formas iluminadas cósmicas espaciales
pero entendiendo al mismo tiempo que nuestra vida y nuestra existencia tiene un
sentido cósmico espacial en el universo por el cual hemos nacido y que es algo
así como una etapa de preparación plasmática que simboliza el más allá y una
etapa al mismo tiempo junto al computo de la misma de preparación para la
continuidad en el mas allá dentro de la implantación de la esfera terrestre la implantación sobre
el universo y al mismo tiempo su función sobre el cosmos y en el cosmos en relación con
otros mundos totalmente diferentes en una dimensión prolícua muy distintos a
los señalados en nuestro paso por la existencia biológica y al mismo tiempo por
los caminos del tiempo, retorno al
tiempo dentro del mismo firmamento y orden del mismo a una
existencia totalmente morfológica que es el creador pero desconocida por el
hombre que forma nuestro equilibrio, funcionaliza nuestra inteligencia y nuestra
sensibilidad así como el brillo de las imágenes
de la vida transpuestas a la luz diurna y astronómica como el centro a la vez
del tiempo y su trayectoria por los pasos del mismo. POR UNA SECUENCIA TRANSGENERACIONAL QUE HA SIDO LA TRANSPOSICIÓN DE NUESTRA VIDA. UN CAMPO TERRENAL EN DESCONESIÓN TRANSPORTADO AL UNIVERSO.
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