Ante un tiempo presente y atónito por el cual hemos pasado por lugares y dimensiones que están ahí vistas pero se desconocen.
Esta divisada por otra parte esa dimensión filosófica y metafísica consecuente al tiempo llamada realidad. Entre la vida y la muerte, la luz y la oscuridad, la lejanía y la cercanía, el paso por la vida y todas las dimensiones expuestas por la metafísica a la luz del tiempo. Todo ello camina en el ángulo de todas las dimensiones como un tren de pasajeros que circula desde un lugar a otro.
Se cuestiona todo ese mundo pendular al tiempo tan abstracto llamado realidad.
Se extiende tanto en lo que se ve y lo que se vive pero también existe otra imaginaria que no se ve y se transcribe en el tiempo como algo invisible.
La relatividad del tiempo transcurre por esta vida como ese tren pasajero y una vida en penumbra.
La luz y la vida transcurren como un móvil igual a la velocidad de la luz, como esa materia visible y de color diurno pero indivisible que nos lleva hasta el final de nuestro camino.
Un punto de origen que refleja nuestro origen y nuestro destino en esta tierra en la que hablamos. Desde donde nuestra vida es el ángulo reflector del tiempo en todas las dimensiones espaciales.
El movimiento, el sonido, la electricidad, al magnetismo, la energía, la visión. Todo cuanto perciben nuestros ojos, nuestros oídos, nuestro tacto y nuestro pensamiento, que hacen latir el corazón del tiempo y la frecuencia cardiaca del corazón por lo que nos movemos, persistimos y percibimos desde todos los lugares que recorremos, el colorido de la vida y el transcurso por los caminos del tiempo.
Se ha hablado mucho en la historia de la filosofía y del pensamiento de todo lo que circula en las dimensiones de la razón y de la sabiduría, pero muy poco de ese mundo visible e indivisible, imaginario y también vital que es la realidad.
Un mundo visual y visionario que interactúa e interpreta todo lo que recoge nuestro camino y todas las distancias conocidas desde cualquier noción o conocimiento, simplificado o amplificado de la física y hasta la actual física cuántica.
Todo origen y todo punto en el tiempo es el destino de un tiempo pasajero que tiene lugar en los conflictos del universo sea cual fuere el ángulo de referencia.
Todo aquello que se deja ver y oír es el magnetismo de la vida sumergido en el tiempo que encuentra una trayectoria diferente en una área infinitesimal con raíz diferencial pero sin término consecuente al recurrir de nuestra vida.
El mundo de la relatividad es un mundo diferente con una energía diferencial que transcurre de forma digital hacía el infinito. Hablemos así del universo en expansión a la formación de una supernova, el nacimiento de una nueva estrella de lo cual sabemos muy poco, por lo cual el universo desde el principio de los tiempos se ha expandido.
Un universo que no encuentra dimensiones halladas, sobre el cual son todas distinta y muy difícil de hallarlas. Suponiendo que la física cuántica algún día pudiese relatar todo lo que el universo llegó o no a conocerlo del todo, sobre el cual muchas concepciones sobre el universo han dicho que tiene morfología plana pero imposible de recorrer y muy difícil localizar todo el núcleo y módulo del infinito, ni que el infinito podamos cogerlo o tocarlo con las manos.
El universo es una línea consecuente, matemático y abstracto hallado en el espacio o similarmente el espacio, el universo y el tiempo son tres línea paralelas transversales que discurren por el infinito hasta llegar a la eternidad como una realidad que nunca fue pasajera como si fuese el recorrido del sol entre el horizonte y el poniente constatado en un mundo astronómico, así podíamos decir entre la sombra y la penumbra ante un planeta tierra desde el cual divisamos toda nuestras persistencia que existe en la misma orilla de los mundos como un tren pasajero con origen y destino. ¿Pero cuál es la realidad del universo infinito? Por el que trascurre nuestra vida junto a ese mundo desconocido por el cual nos preparamos para el después de la muerte; ni sabemos cuáles son esas dimensiones, podía decir así el profesor Michiu Kaku un gran físico teórico al que tengo gran admiración, descubrió todo lo que puede ser la existencia de Dios por ecuaciones, por lo que hasta ahora no sabía si el tiempo se acabase o llegase a detenerse algún día y cuáles pueden ser sus dimensiones como tampoco sé cuáles pueden ser las direcciones que puede tomar el tiempo o es como un móvil que va a veces en sentido contrario.
Por los caminos de la realidad podríamos hayas la realidad imaginaria, entre la luz y la velocidad como un campo dinámico, fugaz y persistente hasta lo que puede ser la gravedad y la velocidad a la que gira la tierra.
La misma rotación de la tierra es equivalente a la velocidad más el efecto de atracción, puede también modular e efecto de la gravedad y lo que también el efecto de ingravidez sobre la acción del movimiento como uniformemente acelerado, inmerso en el trascurso de la misma luz, el sonido y el magnetismo que coadyuva el sentido cuántico de persistencia en la misma dirección como el efecto de caída y la misma inercia sobre la velocidad y el mismo movimiento acelerado.
El sentido cuántico de persistencia es también relativo y repulsivo desde un campo pendular y colgante entre un punto y otro.
Así pues la acción de la vida es también como un transcurso pendular que camina hacia el infinito como la misma trayectoria o nuestro recorrido dificultada por los accidentes del tiempo. “Un tren de largo recorrido”.
Donde ese tren es la misma vida que tenemos y la vía sería el resultado de los años transcurridos por nuestra existencia o un mundo indefinido.
Otra realidad invisible es la que circunda sobre los campos de la energía por los cuales se constituye, y añadíamos que la energía es el componente de la fuerza, el efecto del movimiento y todas las funciones donde la expansión de la vida y el movimiento son la misma inercia y la misma fuerza centrífuga que ejerce la misma densidad en la materia y el efecto sobre lo que circunda en el movimiento en cualquier fase de la llamada física cuántica.
El sentido consecutivo de la realidad dinámica sobre la energía es el nacimiento de los campos de vacío, que aunque son imaginario e inorgánicos surgen de la misma área cuántico en la que el vacío es la causa de acción por el cual nació el tiempo desde la explosión del Big Ban como una lacra del componente de acción y el elemento calor, frío y temperatura.
Hasta la transformación de un punto desde el cual nuestro origen, destino y visión de la realidad constituyen un tiempo pendular al mismo en el cual no hay límites ni tampoco filosofías que pueden contarlo.
Puede ser que exista vida en otros mundos y lugares de nuestro universo o en lo que las sagradas escrituras nos dicen que existe otra vida después de la muerte, en otros principios filosóficos también en otras religiones como la cristiana, también existen cielo infierno y purgatorio. Junto a una realidad cuántica desconocida transversal a nuestra vida ante un mundo de consecuciones y trasformado distinto al que vivimos y persistente con unas divisiones y consecuciones distintas donde ya no hay distancias ni dimensiones. Porque las distancias son eternas y posiblemente en su posición sean etéreas.
No se sabe de antemano si existió alguna causa o efecto por la que se formó el tiempo y siempre eterno cuyo origen y destino son desconocidos por la investigación científica.
Otros mundo distintos, por los cuales existió un campo entre el intelecto, nuestro pensamiento y es algo que refleja que el mundo del intelecto, de la razón y de la realidad. Ya que cuanto existe se ve reflejado en un mundo distinto en nuestro pensamiento por el que pensamos, discurrimos y recordamos donde la realidad de nuestra vida es un mundo del pensamiento cuyas funciones son filosóficas, sobre las cuales el filósofo Schopenhauer escribió que el hombre es un ani8ma metafísico capacitado para discurrir, pensar y razonar por lo cual estamos inmersos en una llamarada metafísica de nuestro pensamiento en una realidad que razona, discurre y recuerda conscientemente, junto a la acción de la conciencia.
Nuestro cerebro es un órgano con conciencia y sensibilidad junto con un campo conyugal al mismo que hace latir nuestro corazón, la pneuma de nuestra vida o el apartado de la sensibilidad.
Todo junto al ser humano un concepto indefinido en el tiempo, que piensa y siente y con una vida pendular y paralela al tiempo llamada realidad.
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