Nuestra vida forma
parte de un campo violento de
galaxias.
Hablar de
tratados de plenitud de campos polares
de singularidad de universos
paralelos, de campos adyacentes, de descubrimientos numéricos es algo así como hablar de una
masa de polvo cósmico como un agujero que está echando llamaradas
constantemente diametralmente opuesto
a nuestra mente y a todos los campos que persuaden nuestra inteligencia
Es una llamarada de rayos cósmicos aleatorios
ultra morfológicos que dispersan
todas las funciones aleatorias
,del infinito con base corpuscular en
los campos aerólicos
de la materia aritmética y procesos
de la subdivisión estructural
en la trayectoria de
los cuerpos y
sobre la velocidad,
de acción persuasiva en
las galaxias y en las constantes perfusivas
de acción cósmicas sobre
la gravedad y aceleración del
cosmos
El mundo, o la tierra , el planeta en que vivimos tiene una estructura
ambigua que difumina todos los motores
sobre la gravedad del cosmos
Pero el tiempo no nació en la tierra, sino de una morfología
aérea interestelar que expandió todos los fangos
y todos los vacios del
expositorio galáctico.
Ahora mismo que
tanto se habla del espacio del tiempo
de universos paralelos no se
puede pensar en
un campo transitorio
de espectro expansivo en el
que la lógica es
sumamente un campo que se pierde
en un área
decimal y cuántica representada
en el infinito en el que
Dios representa el poder de toda la creación como rey del universo y en el cual el infinito
solamente tiene una centrifugación correlativa
nacida para el movimiento y para
la consecución del elemento
gasógeno de una sustancia
intracorpórea sumergida mas allá
de toda una odisea cósmica y expansiva con latitud
afín a todas las demás y al
mismo tiempo una partitura galáctica que
rota sobre todas las demás
y al
mismo tiempo todos los procesos
persistentes que parten
al mismo tiempo
de lo que podríamos llamar
la cuadratura del infinito y que
choca a la vez con todas las áreas
de la tierra y de nuestro sistema solar.
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