Todo viene a ser en el tiempo la difusión
cósmica del fuego el aura y la luz.
Podríamos llamarle al tiempo la acuarela y al mismo tiempo
el mayor fenómeno astronómico.
Que funambuliza nuestra vida en
el cosmos.
Nuestra vida, un agujero cósmico y
luminoso con partitura libre en consecuencia
trascendente, en la que el horizonte
y la quietud de los astros se funcionaliza desde una vertiente
cuadrangular, en la que el que el orden
del cosmos es una consecuencia de invención matemática y centesimal tecnocrática,
que dibuja los confines del orden y de
la materia.
Hablar de un mundo natural y prófugo
en el que la resistencia de los colores hace latir el brillo de los mismos, los
corresponsabiliza y los especula desde un área de resistencia en la que la base
de la fuerza pierde acción incorpórea sobre el efecto corpuscular de las bases etéreas de consistencia cósmica.
Un plano afín y simétrico transitorio
de morfología cuadrangular y con base
premonitoria que se pierde en el
espectro de los campos aéreos.
Nuestra vida no es otra cosa más que un cuerpo aéreo transitorio y premonitorio que se pierde en la presencia
del infinito y de la existencia.
La vida prevalece en un campo efímero
y liberal de persistencia en el
pensamiento, en la memoria y en el transcurso histórico planetario que el
creador hizo latir en la plenitud y frugalidad del alma como consecución de
nuestra vida y al mismo tiempo de morfología universal
sobre el efecto transitorio y
centesimal del fenómeno de la existencia.
La existencia es un fenómeno radical cuyo
eje marca la persistencia se acción del
motor y móvil trascendente que acelera la persistencia del
tiempo.
El fenómeno climático del cosmos
astronómicamente hablando a raíz
de todo el proceso y paso por el
preludio de nuestra vida y de nuestra
morfología como si el tiempo
fuera un factor de una semilla de
fluctuencia sobre todas las maravillas de la creación. http://www.youtube.com/watch?v=qIY_rChJXOc
No hay comentarios:
Publicar un comentario