martes, 13 de agosto de 2019

APOLOGÉTICA Y METAFÍSICA DE LA CONCIENCIA. VIGILIA ILUMINADA PERMANENTE.

Todos estamos unidos a procesos por los cuales nuestra vida pasa por estados de consecución posible dentro de las formas humanas.
Igual que una línea recta de morfología continua.


Llamémosle a estos procesos: estados de vigilia permanentes en nuestra vida o "conciencia".
Todo pasa de un extremo a otro consecuente en nuestro pensamiento y latiendo entre las formas de manera silenciosa. Podríamos referirnos así también al alma y a la vez nuestra conciencia como alarma de nuestro pensamiento.

Todo se siente, todo se vive y pasando por los parámetros de la vida nos encontramos con el estudio de la filosofía, la apologética y la metafísica como parte del conocimiento que nos acercan a conocer, todos los lados que impulsan el latido de nuestro pensamiento.

Los fundamentos de la conciencia se adhieren al concepto de nuestro ente racional, el latido psíquico de nuestro corazón. Cómo una campanilla que nos pone en alerta cuando algo nos sucede. La voz de nuestro espíritu. "Nuestra neuma" que está presente en todos los sentimientos y emociones de nuestra vida.

Algo en sí como la consecución ecuánime de nuestro pensamiento y de nuestra vida.
Dibujando nuestra conciencia daríamos como resultado el centro de nuestros pensamientos, la función inteligible y la función sensible.

Todo cuento se piensa es porque antes ha pasado por nuestro pensamiento una función sentimental de nuestro sentir. El sentir, vivir o realizar todo lo que por otra parte acecha nuestro comportamiento como nuestra conducta inteligible y el el freno de nuestro temperamento como área mecánica de nuestro espíritu, todo cuanto nos delata y se adentra en nuestras fases vitales.

"Un mundo iluminado permanente y en vigilia"

El alma podríamos decir que es algo así como el centro de nuestra conciencia, quién la hace brotar o también de otra manera visto desde el punto de vista de la teología. "El alma y el espíritu" junto con nuestra mente son nuestra conciencia.

Y siempre que nos referimos a cualquiera de los tres apartados nos referimos a nuestra conciencia como un ente iluminado que alumbra nuestro ser hasta final del trayecto de nuestra vida y por la eternidad siempre en el tiempo.

Nuestra conciencia ha estado presente e iluminada por las estrellas, la función del creador el más allá el tiempo y todo lo que en sí todo nuestro conocimiento.


Gnosis consciencia, cognitibus, conscis, conciencia. 

Relación de términos que definen del latín, el conocimiento y toda nuestra base intelectual.
Si tenemos un conocimiento puro y un pensamiento puro, tendremos una conciencia pura.

Si dignos con nuestros hechos y con nuestra neura, tendremos unas neuronas puras, y un cerebro puro, una mente  pura y una la analogias ideológicas puras consecuentes a todo aquello que distribuye nuestro ente y nuestras secuencias inconscientes, daños en el tallo cerebral, menbrana mesencefalica, hemoicias en la vida como seres mortales. 

Nuestra función y áreas neurales. Memoria inteligencia, intuición, imaginación, sensopercepción, visión, audición, sentidos, razón, raciocinio. Es toda secuencia que va expuesta en relación a la naturaleza de nuestro sistema nervioso que está funcionalizado a todas las fases de nuestro intelecto en áreas que son funcionalmente existenciales, llamémosle así de esta manera neuro transmisión, neuro recepción y neuro percepción. 

Un fallo en los neurotransmisores o desde cualquier base simétrica del cerebro, de nuestra parte motriz y consciente se modifica en nuestro cerebro cuando en áreas conscientes sufrimos estados inconscientes bien sea desde todo episodio o fenómeno exógeno o psicógeno u endógeno podría proliferar en nuestro ente alterando así nuestra conciencia y provocando estados de consecuencia 
inconscientes, daños del tallo cerebral, membrana mesencefálica,hemisferio emocional etc.

Conceptualmente produciendo daños neurológicos como depresiones, demencias, alteraciones y anomalías funcionales y de la corteza cerebral modificaciones en nuestra conducta y alteraciones en nuestro carácter y equilibrio psicológico.

Cómo podríamos así conceptuar que cuando nuestro cerebro está mal, nuestra conciencia está mal y sufre un daño neurológico o disfunción mecánica de persistencia en la cual el resultado de la función permanente de nuestra conciencia accede a una fase de penumbra por el proceso cristalizado de nuestro pensamiento que neurológicamente está consciente en las funciones vitales de permanencia y persistencia en la que descansa nuestro ente y función mecánica cardiotómica, de nuestro ente en fase de todo lo precisado por nuestra morada psíquica que deambula por el interior y el exterior de nuestra vida.

En psicología podíamos llamarle al estado de conciencia inanimada como un apartado en el que se diluye en penuria y un proceso lento de su estado que no presiente ningún camino hacia el ánimo, hacia la evolución y hacia el énfasis en el que está sumido en las que ciertas analogías hacia la perfección de la misma relación de ideas, términos o tendencias y estima de lo que el ser quiera realizar sea cual sea el estado del mismo coherente consciente o inconsciente.

En otras palabras el ente no se encuentra estimulado, ni encuentra suficiencia en la estimación de los medios que necesita para poder realizar sus propios moldes hacia lo que consecuentemente el ser se encuentra funcionalizado de problemas.

Por respeto humano y dignidad humana el ser necesita ser estimado y apreciado como faceta vital de nuestra compañía humana.

Digna de nuestra morada, sensación, percepción , relación de términos, ideas y una constante y ecuánime, consecución de pensamientos externos que bordean nuestra vida y que la hacen vulnerable y frágil. Igual que un móvil que recorre la vida y va divisando parte por parte.

Nuestra morada terrenal es el seno y la misma imagen visual de nuestra conciencia que transmite nuestro ente humano. Ánalitico, conductual, psiquico, científico, moral, espiritual, material y el marco donde se desarrolla el esfuerzo vital y sensible en la que nuestra mirada al mundo denota los marcos vitales de perfección moral que nos conceptúan.

Sobre la religión podríamos decir es la faceta moral en la que se encauza nuestra vida en el sentido divino post pasado por la sublimidad mística de nuestro centro sensible, de nuestra faceta mística y psíquica que es nuestro amor a dios y a los demás.

Todo un desarrollo entre el amor, los sentimientos y la verdadera función emocional analogica y sublimal que trasmite nuestra vida. El apartado sensible y el inteligible junto a todos los componentes humanos que se han visto en la historia y en la civilización o un parámetro moral muy lejano donde hemos puesto como consecuencia nuestra lápida que es el sentimiento sufrido de nuestro interior cuya herida sangra en nuestra vida y en la historia de la vida.

Desde que el hombre es hombre, desde que el universo es el hombre y viceversa y desde que la función existencial es la tierra que pisamos nos movemos y andamos.

La consecución psíquica y de la naturaleza de nuestra vida constituye en la que nuestros sentidos son la función recurrente de nuestra autoestima por el brazo derecho de nuestra vida.

Nuestros sentidos son la función vital y reflejo de las bases persuasivas de nuestra vida, nuestras fases tanto exteriores como interiores, perceptivas, neuronales y reflexivas. Son el camino en el cual está insertado en centro nuestras imágenes y estigmas son también nuestra conciencia.

Hablaremos también del grado que han constituido el apartado histórico de nuestra conciencia persistente y tenaz que ha post pasado todas las áreas de la relación humana desde cualquier analogía axial, visual, tenaz, física, cronológica y universal presente en nuestro pensamiento, porque la historia no solamente es parte del tiempo, si no parte reflexiva de nuestro ente racional y al área consecuente de los hechos y las narraciones expuestas en la civilización como parte central y biológica de nuestra vida que ha demarcado nuestra moral y nuestra neuma desde la prehistoria a las edades de la historia.

La historia es a la vez una ciencia moral y humanística procesada por la realidad.
La consciencia y conciencia son a la vez visto desde otros ángulos metafísicos el espejo de nuestro ser que diluye nuestro pesar y nuestro ser.

Nuestra mirada es nuestra conciencia y el reflejo de nuestra alma consciente en el compromiso de nuestra vida. Todos los apartados neurológicos y procesales cognitivos están en algo que podríamos llamar así : "consciencia y consecuencia intelectual". Todo lo que persiste en nuestras facetas de saber, de entender, de aprender y de conocer expuesto en algo que está presente en las metodologías de nuestra vida, nuestras precogniciones, premoniciones y persistencia de referencia interna con todo lo que es el resultado completo de nuestro ser.

¿Pero qué pasa cuando nuestra conciencia queda latente en penumbra?

O es que está rondando el momento de nuestra muerte, o está a la vez en vigilia prolongada desde cualquier espectro de una función vital o mental a la que nuestra vida está en una fase de penuria de sufrimiento o de penumbra en todo resultado de nuestra condición humana, desde todo nuestro reflejo o trascendentemente de una forma transportada, magnética y eléctrica. Nuestra conciencia se ve disparada al más allá y a la muerte en una fase de desconexión del medio de nuestro ser.

La muerte desde un campo experimental desconecta todo nuestro ente.
Todo nuestro cuerpo, las fases neurofisiológicas y vitales de nuestro sistema nervioso se ven transportadas a otras dimensiones aunque el cerebro sea el último órgano que muere.

Al morir nuestro cerebro y nuestro cerebelo o el órgano donde se ve ubicada nuestra conciencia conscientemente en el ser estado latente en la vida se ve iluminado en hipervigilia "hipervigilia iluminada permanente". Hasta la desconexión del ente con la otra dimensión o el desenlace hasta estar en estado transcendente donde nuestra conciencia, nuestra alma y nuestro espíritu (Todo nuestro ente) se ve transportado hasta la eternidad donde ya no hay caminos para volver.



"TEMPORALIA CONSISTENTIA ET FIRMAMENTUM PER VIGILIA ET ETERNITI"


Música:
Vangelis and Jean Michel Jarre- Electronic Synthesizer

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