NUESTRA PSIQUE Y NUESTRA PNEUMA O EL LATIDO PERSISTENTE DE NUESTRO INTERIOR
Pneuma, soma y psique. Nuestra vida adherida a un campo de pensamientos, sentimientos y emociones que nos envuelven.
Todo
un mundo añadido a ese lugar donde vivimos, nos hallamos y persuadimos
al compás de nuestro vivir diario que es la Tierra y nuestro sentir. Con
un componente de materia y energía, causa y efecto.
Todo lo que envuelve a nuestra sensibilidad, todo lo que tenemos entre manos que nos lleva hacia unas partes y hacia otras. Animus anima, corpus homo homus.
Algo
que no se ve, pero que perfila nuestra vida, nuestro rostro, nuestro
reflejo, nuestro interior y todos nuestros pensamientos a la vez con lo
que los demás nos dicen.
El
aura de la vida, de nuestro espíritu, nuestra alma, nuestro cuerpo y
todos los lugares en la presencia de un campo de soledad hermético que
traspasa nuestra vida, nuestro sentir, y la transporta.
La
rotación y la traslación de nuestra vida junto a un ángel que está
presente en la misma que no nos abandona y que a la vez es nuestro guía
en la persistencia de nuestra trayectoria por los caminos del tiempo y
todos los lugares de nuestro recorrido a nuestra muerte.
Un
mundo de cognición por lo que nuestra memoria es un campo eterno de
conciencia que se ve transportada de un lugar a otro por nuestro
tránsito.
Unos
sentimientos que nos hacen delatar y a la vez sufrir en nuestras
vivencias en el rumbo de nuestro caminar y se funden en el final de
nuestra vida aunque todavía por encima de toda recurrencia, esa
tenacidad y ese vigor tan vivaz persisten en el tiempo y nunca se
apagan.
Todos
los enigmas de nuestra vida y nuestra nostalgia van unidos a ese
carisma que nos conlleva que es nuestro espíritu que unido a las
funciones biológicas, nuestro soma y nuestra carne que es el cuerpo de
nuestro latir en presencia armónica de nuestro corazón, aunque entre
otras cosas ese palpitar sea el ritmo persistente y tenaz de la conexión
externa.
Todo
ello en psicología se estudia como un mundo muy complejo y a la vez
psicosomático, cuando nuestro cuerpo se ve fragmentado por un accidente o
causa psíquica irrumpe nuestro sentir y cuya parte de localización
donde se detecta ese punto de dolor psíquico es el corazón y nuestro
abdomen.
Algo
por lo que nuestra conciencia no es capaz de curar y la persona tiene
que recurrir, a la psicofarmacología que en parte tampoco cura los males
interiores de nuestro ente.
Lo
que en psicología clínica se entiende como depresión o desbarajuste de
las funciones psíquicas que van más allá de nuestro cerebro y que en
realidad el cerebro no puede por sí solo evitar ese daño psíquico por
ese desbarajuste de nuestra conciencia que es la parte iluminada, la más
iluminada de nuestro ser con la materia.
Nuestra
belleza y nuestro carácter, surte un clima de brillo interno que dibuja
nuestras pasiones, la presencia de nuestros amigos, de nuestros
familiares y una función de congéneres, que agolpa nuestra morada
interna como propiedad a la vez de todo lo que está insertado en ella,
nuestro temperamento, nuestra historia y todo un lema antropológico de
nuestra eficacia.
Nuestra
propiedad y nuestra etnia como personas y la unificación de nuestro
ente es la consecución de todos los factores que con todos los avances
en antropología se sabe todavía muy poco.
Por
otra parte, el daño, o el pecado que en teología se estudia como todo
aquello que oscurece el alma y la aureola que a la vez nadie estamos
libres ya que nos enerva.
Pero
pensar en el alma inanimada en la que podamos entender de la misma, una
vida mortal, ya que se coge todo el perfil hallado en la atestiguación
del tiempo.
En el mundo de las Neurociencias podemos palpitar nuestro camino.
Y
entender saber que nuestra persistencia por la vida es como un reloj
cósmico y cuántico que funcionaliza nuestro persistir y de una gran
vivacidad.
Todo
ello desde la lógica que trata el corazón y nuestro cerebro y un
análisis cuántico persistente donde la razón de una forma ecuánime juega
un papel muy importante.
La
lógica que es el apartado con más conocimiento sobre la razón, no
aparta para nada desde una morfología matemática y disuasoria, donde
todo lo que persiste desde todo lo que hacemos, desde nuestros
movimientos, nuestra energía, nuestra fuerza, nuestra sangre y la
perspectiva panorámica a la vez de nuestro flematismo psíquico que nos
conlleva a ver, porque cada uno de nosotros podríamos pensar, somos
distintos.
DESDE
LA FILOSOFÍA GRIEGA PARA ACÁ, SE HAN DADO MUCHOS CASOS POR LO QUE
PERSISTE EL LLAMADO MUNDO DE LA NEURA QUE ES LA QUE HACE DE UNA FORMA
PERTINAZ LATIR DESDE UNA FASE NERVIOSA COMO SI FUERA UNA CORRIENTE
ELÉCTRICA LATIR NUESTRO CORAZÓN, NUESTRA CIRCULACIÓN SANGUINEA, NUESTRO
GENIO Y TEMPERAMENTO, NUESTRO INTELECTO Y LA FOGOSIDAD DE NUESTRO
ESPÍRITU.
UN MUNDO MUY COMPLEJO Y LLENO DE RACIONALIDAD DESDE TODOS LOS PRINCIPIOS.
LAS
PARTES DEL ENTE Y NUESTRA VIDA, DE NUESTRAS FUNCIONES. PSIQUE, NEUMA Y
SOMA TODO LO QUE PERSISTE, DESDE TODAS LAS FUNCIONES DEL TIEMPO DONDE
SOMOS EL RESULTADO A LA VEZ DE LA PURA LUZ DEL UNIVERSO Y UNA RESERVA
PARA EL TIEMPO EN MEDIO PODRÍAMOS DECIR DE UNA LUZ CÓSMICA CON ENERGÍA Y
PRECISIÓN, QUE BRILLA EN MEDIO DEL TIEMPO Y A LA VEZ EL REFLEJO DEL
CREADOR DESDE UNA PARTITURA PSÍQUICA CON MORFOLOGÍA PERSISTENTE
INFINITA. PRESENTE EN LA PERPETUIDAD DE LOS MUNDOS.
A
LA VEZ SOMOS LA CONSECUENCIA DE TODA PERSISTENCIA UNIVERSAL Y QUE NOS
DIFERENCIA DE LOS DEMÁS SERES DE LA NATURALEZA POR SU ESTRUCTURA
RACIONAL Y MOTIVATORIA.
DONDE EL SER HUMANO ES EL RESULTADO MÁXIMO Y ELOCUENTE DE TODA LA CREACIÓN.
PERCUSORE, TEMPUS CUANTITATIONEN ESPÍRITU, ET ALMATA.
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