EL DOLOR
PSÍQUICO. LA ENTRADA EN LAS ENTRAÑAS DE LA SENSIBILIDAD.
En las
entrañas de nuestra sensibilidad está todo aquello que tiene repercusión sobre
lo más profundo del alma y del espíritu.
Las formas
del tiempo han cambiado al hombre y le han hermetizado en el núcleo del tiempo.
Todo puede ser en la vida desde cualquier área referencial y centro de las
razones.
No podemos
de otra manera mediar al ser de una forma matemática ni existen escalas
represivas desde el concepto humano donde se evoca todo contacto relacionado
con la hipótesis de la geometría numérica y lineal y su trayectoria astronómica.
Tendemos
pues que medir la razón y la influenciabilidad permeable del ser ante un
recorrido por el mismo infinito hasta la nomenclatura del tiempo.
Los
recuerdos se perdieron donde algún día la melancolía y la nostalgia se
unificaron en el encuentro de la misma quietud donde los astros iluminaron la
razón y la inteligencia de los anagramas lineales donde se unifica la realidad
de la vida humana, donde un recuerdo es una ilusión que pusiliza la materia
como organismo de un campo triste y pusilánime de nuestra vida.
Todos los
apartados del conceptualismo humano siente, sufren, actúan y entran en bases
donde la sublimación de la vida se formuliza en el efecto y la sustancia porque
rompe todos los apartados de nuestra trayectoria psíquica.
Por otra
parte, la historia, el método de una canción emotiva que armoniza nuestra
ilusión, hasta el mismo latido del silencio o la amargura de lo que puede ser
una sustancia compuesta, degenerativa o similar.
Tenemos en
frente la persuasión de los núcleos aéreos de la vida, sus constantes motoras,
el ritmo, los biorritmos y los encuentros astrofísicos que en una secuencia
paranormal enclavada en el centro de nuestro espíritu como la caja registradora
de nuestras emociones.
Todo lo que
nos hace sentir nos formaliza un camino por la visión y campos aéreos y ópticos
que iluminan nuestra vida, nuestra frecuencia cardíaca y nuestra sensibilidad.
Desde donde
algún día la demagogia del tiempo hemos cogido el tren a la conjunción del
silencio y las penurias de nuestro dolor psíquico.
Ya no se
puede formulizar las vertientes de la historia en el recorrido del tiempo, la
antropogenia del tiempo y el latido del interior del hombre, el corazón. El
centro humano de todo artilugio que piensa, dentro de nuestros pensamientos y
emociones sin que la miremos desde el fondo de la afectividad.
Las
corrientes de la historia le han puesto una barrera al pensamiento del hombre,
han desbaratado las funciones psíquicas y donde gran parte de la población
mundial sufre el diagnóstico de lo que los psiquiatras llaman esquizofrenia, el baluarte mental que aparta al ser de su congruencia vital, humanística y le
desplaza en un grave reto contra la sociedad a luchar con toda su queracidad,
con toda esta barrera, impuesta por la psiquiatría y el montaje del capital una
línea paralela que aparta nuestro ente de los campos más retóricos y
pulcrativos que provocan una ruptura en las fases de la inteligencia.
La morfología
de la vida entra en áreas de sublimación donde la vida sufre una especie de parálisis
psíquico y un encuentro con todo aquello que puede o no romper el camino cuyo
itinerario accede a la lucha del hombre por no decir a mayor peso, mayor tenacidad
como la trayectoria de un mundo vivo y de locomoción insertado en la penumbra
de los contrastes de la realidad donde los conceptos de la vida ya no son la
coyuntura moral que funcionaliza campos viscerales.
¿Qué es un
campo visceral psíquico?.
Todo aquello
que engloba las corrientes que el separatismo social y agresivo contra las
corrientes del pensamiento que preceptúan los conceptos de la vida, las
emociones, el carácter, la sublimación pasajera y todo campo de tenacidad donde
la historia y el hombre se oscurecen.
El análisis
del saber, la formación cívica y social, el vínculo de unión hacia aquellos que
están solos en la presencia de la vida y se encuentran arrollados por la
masacre de una sociedad capitalista y agresiva, como en un amasijo de hierros,
sublime a unas funciones que se encuentran donde todo aquello que es del propio
hombre y nuestras linderas son el mismo trabajo y el proletariado desde
cualquier vacío o llamarada.
UN CAMPO
ETÉREO Y UNA RELACIÓN CUÁNTICA, DESDE NUESTRO CEREBRO A TODO NUESTRO ORGANISMO,
FORMA LA CORRIENTE DE UN IMPERIO DIGITAL DENTRO DEL PENSAMIENTO. TODAS LAS
VERTIENTES HUMANAS SON TODO AQUELLO QUE ESTÁN EN UN ÁREA, DESDE LA MAÑANA HASTA
LA NOCHE, ACTIVANDO UNA LLAMARADA CÓSMICA
PERSIESTENTE Y ABRASIVA DESDE TODOS LOS PRESAGIOS UNIFICADOS POR EL SER. DONDE
EL SER ES UN CAMINO DIGITAL EXPUESTO A LA LUZ DE LOS TIEMPOS Y A LAS RELACIONES
CÓSMICAS QUE ALUMBRAN TODO CUANTO VEMOS EN NUESTRA MIRADA
AL CIELO.