EL ENTE COMO SECUENCIA Y UN REGALO PARA EL TIEMPO
El tiempo, la posteridad, y la
relación del orden de la vida es un esperpento donde el ente activa todas las
funciones determinadas para la historia.
Muchos filósofos han llegado a
persuadir el tiempo. Desde la antigüedad, donde algunos fueron geómetras y
otros matemáticos.
El tiempo es una línea recta
imaginaria que incide en nuestro control psíquico y neumico.
Incide en las máximas fórmulas
físicas e intervalos. La velocidad, la aceleración, gravedad, gravitación,
fuerza, energía, superficie y volumen.
Todo aquello que está determinado
como todas las funciones de un campo isotérmico sobre todas las
determinaciones.
Desde el determino de las cosas y
de las corrientes del pensamiento sabremos encontrar la brújula que ilumine
nuestro camino.
Desde los orígenes matemáticos y
aritméticos, el tiempo es un paralelepípedo y un cuadrado que funambuliza todo
lo que accede y formula una trayectoria como un móvil.
El tiempo es el comienzo de todo
factor viviente y radical, motor y principio del origen de las cosas, unas
propias y comunes que actúan como la masa móvil de la propia naturaleza.
El ente ha sido una secuencia de
nuestra propia vida y de nuestro propio ser.
El ente es el conjunto de áreas
físicas, psíquicas y vitales que actúan sobre la persona en todas sus
capacidades.
El englobamiento de la acción del
alma, el soporte de la misma, su cualificación para sentir y el espíritu entre
todas las fases del karma.
Todo aquello que integra nuestra
vida es el conjunto de fases expuestas para ella, por ella y su propia
naturaleza psíquica.
Toda una secuencia de términos que
no encierran ninguna base protonumérica de campos que deambulan de manera
indeterminada como puertas que se abren y se cierran. Las fórmulas argumentales
de nuestra razón, del porqué razonamos, sentimos y hablamos, ya que todos somos
parte de los astros y todos formamos parte de la nomenclatura que el creador
nos ha dado.
Podríamos hallar respecto a los
episodios de la vida y del ente sobre la realidad o de la línea curva iluminada
que rota sobre las fases de la elíptica y la gravedad del geoide.
La estructura del geoide es la base
angular que bifurca el tiempo y la producción del peso, las áreas de los
cuerpos y el volumen.
El ente es un cuerpo y todo lo que
envuelve a nuestra vida. Las nociones palpitantes, nuestras emociones, nuestro
sentir y nuestros pesares, todo aquello que encierra un número o cifra que parte de cero y una
cencellada numérica como pudiera ser un cuerpo destellante o la misma célula
viva que discurre por nuestra sangre.
Toda una mirada a nuestro
conocimiento y la acción de nuestra psique. La conclusión de nuestra
sensibilidad o una vida que en este caso, en el paso por la misma tierra que
pisamos termina.
Todo concluye a lo que a nuestra
pista en la trayectoria de un núcleo arrojado por la energía, nuestros
procesos, lo que nos persuade y lo que persuadimos, y nuestro concepto de ver
la vida que ha activado nuestra presencia a nuestro camino y el destino humano
como camino de cuanto pasa por él.
Nuestro sentido común que viene a
ser otro distinto a nuestro destino que relaciona nuestro ser por el denotar
diario que ha marcado los pasos y las pautas de nuestros días, el equilibrio
que relaciona nuestra persona, el sentido del querer vivir como forja de
nuestra valía, tenacidad y lucha que demarcan una forja de constancia, entrega
e inteligencia.
Desde el tiempo está la consecución
de las formas de nuestra morfología y todo lo que somos, en cuanto unos
reclaman campos de progreso y nuestros amigos y familiares, y todas las
personas que han pasado por nuestra vida junto a un mundo a veces frágil en
nuestra propia inocencia, por nuestro sentido de ver las cosas de una forma
veraz, más o menos concurrente.
LA SOLUCIÓN DE TODO LO QUE FORMULAN
LOS CAMINOS DE LA VIDA HA SIDO UNA DE ELLAS LA RELACIÓN DE LAS COSAS, QUE
INTEGRAN NUESTRO EQUILIBRIO, LA SECUENCIA DE NUESTRA VOLUNTAD, EL PRELUDIO DE
NUESTRAS INQUIETUDES Y HORIZONTES.
UN HORIZONTE TRANSVERSAL EN LAS
FUNCIONES ETÉREAS QUE SON UN OJO CRISTALINO, Y LA CONSECUCIÓN DE LAS IDEAS.