lunes, 25 de febrero de 2019

NUESTRO PASO POR LA VIDA. UN LEGADO PARA EL TIEMPO Y LA TIERRA, NUESTRA HERENCIA.



Todo lo que ha sido nuestro paso por la vida, no ha sido otra cosa más que mundo muy profundo que demarca nuestro paso por el tiempo y una frugalidad donde van fluidas las leyes de nuestro destino en el tiempo.

Todo tiene que ver con las formas, la estética y las funciones estelares que en un lugar muy lejano, perdido en la historia del universo, radica en la parte oscura y la más luminosa de las fórmulas halladas en el universo.
La confluencia del hombre en la tierra nuestro universo y las funciones cósmicas donde está enclavada la función de toda la historia de nuestra vida.
Una avalancha de estrellas, constelaciones, galaxias, planetas, cometas y polvo cósmico estelar, compone toda nuestra disidencia en el mundo y en el universo.
Somos toda una conjunción de ideas donde nuestros hechos y relaciones son un preámbulo de difusión entre la luz, la oscuridad y el propio plasma del universo que dificulta la entrada de nuestro significado por la trayectoria de la vida.

Todo lo que ha sido la vida, ya que todo nuestro origen cósmico, la tierra ha sido un punto interestelar que socaba la esencia mortal de nuestra vida y sus hemisferios en la tenacidad de toda una persistencia hasta el final de nuestros días, donde el planeta tierra ha sido a la vez un tumulto de existencia desde el principio de la civilización y a la vez un océano de soledad.
Cúmulos de estrellas son por tanto el paso de nuestra vida y a la vez iluminándola hasta que la muerte nos llegue.

Todo lo que ha sido el preludio de la existencia y el proceso de su morfología.
Nuestra persistencia por el ritmo de la acción biofísica de la tierra y su incidencia cósmica que nos envuelve junto con un creador con causa y conocimiento que nos absorbe como el ladrón que llama a la puerta y nos sabemos cómo y cuándo o lo que puede ser desde un principio apócrifo en las funciones de la vida desde nuestra llegada al mundo hasta el final de nuestro ente.

Con presencia y significado de un núcleo que concluye en las adversidades del tiempo y el comienzo de algo interminable como puede ser una partitura que se funde entre la luz, el sonido y la temperatura si una frecuencia interminable que hace latir todas las funciones de nuestro ente como la misma gravedad que no es solamente un magnetismo ultra dimensional que unifica todas las constantes de la energía sino a la vez todo lo que es la función de todas las fases de nuestra persistencia, si no saber que la vida es también una constante de propulsión magnética que nos impulsa a morir, como el destino físico de nuestra existencia y lo que puede ser los fenómenos físicos que impulsan a la gravedad como un proceso propulsado por la aceleración, la inercia y la fuerza cósmica de atracción como si fuera un principio de fuga, resonancia hasta la misma fuerza centrífuga.




El mundo de la muerte es la conclusión que desplaza la vida como un temporal que detiene el paso por los episodios narrados en lo que ha sido la historia y la vez la tierra como la misma morada o habitáculo, nuestro lugar de residencia en el tiempo y el lugar que Dios eligió en el universo para el hombre.

Quizá el único lugar del universo que permite nuestras funciones temporales y quizá el único lugar del universo donde existe vida inteligente y plasma biológico y vital de todo el firmamento.
Tal vez el único lugar del cosmos donde se puede divisar el universo, ni que haya otros lugares que nos divisen a nosotros.

Desde la divisoria del fenómeno de la creación más haya de nuestra vida y en otras dimensiones de base trascendente solo existe vida eterna en el cielo, como un lugar más allá del universo donde todas las funciones cósmicas se pierden en el tiempo y los caminos interestelares.
Todo lo que ha sido el mundo adyacente de lo que se puede conceptuar para el hombre ha sido por nuestras diferencias sociales y de nuestra condición humana, un choque entre el hombre contra el hombre, y esa tanatología persistente e incógnita de la existencia como una enfermedad crónica y de horror a la muerte como así pudiera ser el amor que el hombre tiene hacia la vida y ninguna patología que suponga respecto a cualquier causa psíquica o psiquicoanalitica que el ser proponga contra la vida. El ser humano siempre es enemigo de él mismo. Desde toda causa, toda consecuencia y toda nuestra conducta. El ser humano se tiene miedo a sí mismo.

Aunque nuestro ente biológico vive en el tiempo y muere en el tiempo, se para a pensar desde el área dela metafísica que también existe un mundo oculto y de oscuridad en el tiempo. Donde está el abismo, o un lugar donde el hombre no tiene libertad. Junto al planeta tierra donde desde cualquier dimensión planetaria a la latitud del mundo donde nos encontramos como parte de nuestro ser que es la tierra, y la naturaleza, como regalo biológico y geofísico para nuestra vida.

Al tener esos medios de persistencia y recurrencia en la morada de nuestra vida y las funciones de nuestro planeta tierra, desde cualquier índole filosófica y racional el hombre confluye en una tendencia para la razón, la inteligencia, la libertad, el progreso y la reproducción que le convierten en un planeta cósmicamente fugaz, aéreo y explosivo en la tenacidad, de la misma materia junto a los cambios de la vida, los ritmos ambientales, los cambios temporales y la transformación de la metamorfosis de la misma deformación inocua de la misma materia, como la misma petrificación de los campos aéreos de la energía hasta los campos más etéreos.

La misma acción de nuestro libre pensamiento es la propia fase de un mundo libre en el presente y la vez venidero, como si fuese un temporal en un mundo de aguas turbulentas hasta el mismo latido y frecuencia cardiaca de nuestro corazón.

El corazón humano, que es el motor de nuestras trayectoria por la vida, que esta latiendo constantemente permitiendo nuestras funciones biológicas y anatómicas con sentido de persistencia en todo lo que es y ha sido nuestro sentido por los caminos de nuestra vida hasta el final como una trayecto de largo recorrido, podemos entender, razonar o creer, incluso ver y oír que todo lo que imaginemos, nuestras emociones e incluso nuestras áreas racionales en el proceso del tiempo se podrían entender la razón desde un mundo emocional.
Como el mismo pasaje evangélico del nuevo testamento. "Ser perfectos como vuestro padre celestial es perfecto".

La misma vida y el propio planeta tierra podemos entender aunque lo creamos. No somos dueños de nuestra tierra. Si no que somos hijos de la tierra y a la vez la tierra es nuestra herencia.
A la vez un mundo libre, consumado en el presente pasado y pretérito, como una luz del tiempo criados por la tierra, como nuestro lecho viviente en el cual nacemos, vivimos, nos reproducimos y morimos.

Un mundo distinto, temporal, afirmativo, con resistencia y persistencia motora que tiene su origen en la cosmogonía de los mundos con precisión fogosa, alquímica y solar explosiva, como un Big Bang candente y cósmico que tuvo su origen en la parte oscura del tiempo. Rumbo a una fase de tenacidad, secuestrada entre la vida y la muerte con fugacidad y vivacidad como las estrellas y las mismas galaxias.

Desde el énfasis de un mundo heredero y terrenal impulsado por el tiempo y la vida donde el creador puso pie al hombre. 
Una función estable en medio de la naturaleza con función aérea, hetera, disuasoria, heterogénea, disoluble, ambiental y espacial, físico, químico, biológico, material y espiritual.
Donde el mundo emocional es algo así como un atributo de esencia y secuencia para desarrollar el espíritu y ampliar la función vital de la vida, pero sin que sepamos donde va dirigida ni tampoco sabemos ni hemos encontrado la dirección de nuestro destino desde el mismo trabajo y los frutos de la tierra con los que nos alimentamos.

Hemos estado y habitado un lugar en el universo distinto a los demás. Con diferencias, fusiones, observaciones y campos del mundo en un ritmo persistente y de disuasión en el cual podemos delatar que somos a la vez una función cósmica  de diferencia y precisión que choca con los fenómenos biofísicos, materiales e inmateriales de persistencia cósmica junto a Dios como presencia alternativa y que esa función de persistencia cósmica que él nos ha dado ha sido un campo de fugacidad y de unas leyes de la naturaleza. Hombre y mujer con una morfología carnosa pero diferente con esencia para la pulcritud y los fenómenos de nuestra existencia que Dios ha creado a su imagen y semejanza un regalo para el tiempo y la tierra con nuestra herencia.



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